Dénia Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO
Mucho más que un título
Antoni Reig. Componente del equipo redactor de la candidatura Dénia a Ciudad Creativa de la UNESCO
La reciente incorporación
de Dénia y su comarca, la Marina Alta, a la red de Ciudades
Creativas de la Gastronomía de la UNESCO ha abierto grandes
expectativa para el desarrollo de nuestro futuro. Muchos creen que
esas esperanzas sólo las puede albergar al sector de la hostelería
y el turismo, que ya sería mucho, pero el proyecto que presentó
Dénia y que fue aceptado por la UNESCO va más allá y exige la
implicación de ámbitos sociales y sectores económicos muy
diferentes. Es urgente ir dando a conocer el calado del proyecto,
porque su éxito dependerá del esfuerzo colectivo de sus ciudadanos,
sus empresas y sus entidades cívicas. Así de ambicioso es.
Bajo el nombre genérico
de XARXA, Sistema Local de Alimentación, la ciudad de Dénia se ha
comprometido a llevar adelante iniciativas de toda índole
(políticas, sociales, económicas, medio-ambientales, culturales e
incluso de ocio) que van dirigidas a reconstruir el territorio,
promocionar los productos autóctonos, ampliar y mejorar la oferta
de mercados y comercios, promover empresas, y estimular a los
profesionales de nuestros restaurantes.
Se trata de ir tejiendo
una red de relaciones más estrechas entre productores y consumidores
que nos obliga restablecer lazos con nuestro entorno y con nuestra
historia. La UNESCO ha valorado nuestra tradición gastronómica, la
manera en que nuestros antepasados han desarrollado técnicas en
ocasiones milenarias (secando, salando u oreando los productos
frescos para su conservación, por ejemplo), o han elaborado platos
singulares utilizando los productos de la tierra y el mar (desde la
confección de las populares cocas de la Marina hasta la
incorporación de las gambas o los erizos de mar a los usos y
costumbres alimenticios). Toda esa sabiduría gastronómica se ha ido
transmitiendo de generación en generación y aún hoy perdura,
incluso pese al impacto de la globalización. En la UNESCO también
han tenido en cuenta ese esfuerzo.
Pero no es sólo pasado
lo que se nos reconoce con la declaración de Ciudad Creativa. Es,
sobre todo, la voluntad manifestada por seguir conservando esa
herencia cultural, fomentarla, mejorarla, adaptarla a nuestro tiempo
y transmitirla a las nuevas generaciones. Ello implica toda una
batería de acciones que se deben abordar desde la perspectiva de la
innovación y la creatividad.
Esta apuesta por el
presente y el futuro pasa por reconocer la comarca de la Marina Alta
como un paisaje gastronómico integral. En el ámbito comarcal
encontramos todos los elementos que deben formar parte de esa red de
alimentación: productos autóctonos, labradores y cocineros, bodegas
y restaurantes, mercados y pequeños comercios, centros de formación
y profesionales formados… Y no se trata de sumar unos a otros, sino
de unirlo todo con la voluntad por hacer cosas nuevas con aquello que
más nos identifica.
Entre los proyectos a
los que la UNESCO ha dado el visto bueno para desarrollar en los
próximos cuatro años figura el refuerzo de ese sistema de
alimentación con muy diversas iniciativas. Se pretende, por
ejemplo, crear un catálogo de tierras cultivables, públicas y
privadas, y favorecer o recuperar su explotación; apoyar la creación
de ferias y mercados de la tierra y regenerar mercados locales;
expedir certificaciones a restaurantes y cocineros que usen productos
autóctonos; realizar campañas de formación y concienciación sobre
el patrimonio gastronómico, o crear rutas turísticas
gastro-alimentarias.
Con la colaboración de
muy diversos estamentos se van a abordar dos acciones muy concretas.
De acuerdo con las Cofradías de Pescadores se pretende dar salida
culinaria a las especies que se pescan y que tienen hoy por hoy poca
demanda comercial. Ese pescado fresco que a veces se descarta en la
misma barca de pesca, puede tener inmensas posibilidades en manos de
cocineros con imaginación, formación y creatividad. Por otro lado,
y en colaboración con la Universidad Politécnica de València, se
van a aplicar las técnicas más avanzadas e innovadoras para
recuperar el cultivo de una especie de arroz que había desaparecido
por ser extraordinariamente sensible a los pesticidas.
Hay además un paquete
de proyectos de nivel internacional, con intercambios que nos
acercarán a otras formas de entender la gastronomía y el mundo, y
que ofrecerán a Dénia y la Marina Alta una presencia cultural y
económica de grandes posibilidades.
En fin, a todo eso nos
obliga el título de Ciudad Creativa de la Gastronomía de la UNESCO.
A todo eso y a ser conscientes de nuestro pasado, a respetar nuestrol
entorno natural y nuestro patrimonio cultural, a reforzar nuestra
economía básica, a formar profesionales de alto nivel, y a
transmitir la herencia recibida y las aportaciones de esta generación
a quienes tendrán la responsabilidad de gestionar el futuro de estas
tierras. Es cuestión de ponerse a trabajar en ello, con imaginación
y con creatividad.
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