Monumento a los abuelos


Un artículo de CARMELO SANTANA PEÑA en Las Provincias


Con frecuencia me pregunto ¿qué sería de nuestra sociedad sin los abuelos?, ¿quiénes son merecedores de reconocimiento público más que los abuelos?

Ante todo me gustaría aclarar que respeto profundamente los sentimientos y las distintas sensibilidades y formas de pensar y actuar que se dan en nuestra sociedad. Pero en mi opinión el mayor tesoro que puede tener una familia son los abuelos, que son un tesoro de sabiduría, experiencia, ternura y afecto; siendo los pilares sólidos y fundamentales sobre los que se estructura una familia.

Por las épocas que les ha tocado vivir nuestros mayores han vivido épocas muy duras y llenas de privaciones y adversidades, en las que han tenido que hacer grandes sacrificios con el único fin de poder proporcionarles a sus hijos un futuro y unas oportunidades a las que ellos debieron renunciar o simplemente no podían acceder. Y es esta filosofía de esfuerzo y sacrificio que a nuestros mayores les inculcaron en su juventud, la que ayuda en nuestros días a que cientos de miles de familias sobrevivan a la terrible y maldita crisis que vivimos; ya que es la pensión de los abuelos la que ayuda a sobrevivir y sobrellevar la situación a estas familias, siendo en muchos casos esta pensión el único ingreso de la familia. Y todo ello sin pedir nada a cambio, considerándose pagados con el cariño, el respeto y el reconocimiento de los suyos.


Si bien es una realidad palpable que vemos en nuestras calles, plazas y parques y en las puertas de los colegios a diario desde hace años, ha sido este verano cuando me he percatado de la enorme cantidad de abuelos que están con sus nietos mientras los padres luchan por no perder sus trabajos. Son los abuelos los que complementan la labor de los padres, pero sin las presiones de la responsabilidad de ser padres; y es esta tranquilidad y relajamiento en su labor de apoyo y complemento a los padres lo que permite a los abuelos ser amigos de sus nietos. Con la forma en la que entre todos hemos formado la sociedad en la que vivimos, en la que cada vez los trabajos son más exigentes en tiempo y dedicación, la presencia de los abuelos en la vida de sus nietos se vuelve cada vez más importante; hasta el punto que en mi opinión los abuelos son tan necesarios para los niños como las vitaminas.

Lo que los niños más necesitan en sus vidas son los elementos esenciales que los abuelos proporcionan en abundancia, un amor incondicional, bondad, paciencia, humor, lecciones de la vida, y lo más importante: galletas y chucherías. Tal vez los nietos son la recompensa que Dios nos da por llegar a mayores, pero como en una ocasión me dijo un buen amigo " si hubiera sabido que los nietos eran tan divertidos los habría tenido primero". Pero el amor incondicional que se siente por los nietos no debe hacernos olvidar que los abuelos son precisamente eso abuelos, y que en muchas ocasiones complementar a los padres y ayudarles supone un esfuerzo importante; y es que como una vez me contó mi buen amigo Harry Christmas (con ese fino humor ingles que tiene) "mis nietos creen que soy la cosa más vieja del mundo, y después de dos o tres horas con ellos , yo también lo creo".

Por desgracia, muchas personas, y en demasiadas ocasiones, no valoran en su justa medida la enorme fortuna que supone poder tener a los abuelos en sus vidas. Olvidan o no son capaces de valorar lo fundamentales que pueden ser y la silenciosa labor que hacen. Desde aquí me atrevo a hacerles un ruego, no esperen a que sea demasiado tarde para reconocerles y agradecerles tanto??.. amor, esa es la palabra que buscaba AMOR, que es lo que dan. 

No puedo dejar de pensar en las palabras de San Agustín cuando aseguraba que "amor, es amar sin medida". Hagamos lo mismo, amemos sin medida a los abuelos.

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